Ara Pacis en Roma

El Museo del Ara Pacis

Ayer como hoy, los hombres de poder sabían que la realización de obras y una buena publicidad pasaban de las imágenes y su exhibición al público.

El Museo del Ara Pacis en Roma

De hecho, todo gran emperador de la antigua Roma, una vez que regresaba a su patria después de haber conquistado o hecho las paces en los territorios de las numerosas provincias romanas, no dudaba en encargar altares, arcos u obeliscos para celebrar sus hazañas. Y este es el caso del Ara Pacis , un altar de mármol que Augusto hizo construir después de las hazañas al norte del Arco alpino, entre el 16 y el 13 a.C. 

En particular, Augusto obtuvo el sometimiento de los Raeti y los Vindelici, el control definitivo de los pasos alpinos, la visita a España finalmente pacificada, la fundación de nuevas colonias y la imposición de nuevos impuestos.

El altar fue entonces inaugurado el 30 de enero del 9 a. C. Inicialmente, el monumento debía construirse dentro de la sede del Senado, pero luego se prefirió el área norte de Campo Marzio, una vasta área que hoy va desde el Panteón hasta las orillas del Tevere, que en la antigüedad se utilizó para maniobras del ejercito, de la caballería y mas recientemente, para los ejercicios gimnásticos de la juventud romana.

Es propio la cercanía del rio que en los periodos posteriores a su construcción amenazó la construcción que estaba encerrada por un muro de contención del agua del Tevere que junto con el lodo, provoco el desnivel del terreno donde se encuentra el Ara Pacis. Sin embargo, el muro no fue suficiente contra el imparable movimiento de la tierra y durante cerca de mil años el ara Pacis cayó en el olvido. Alrededor de la primera mitad del siglo XVI, sin embrago, tenemos constancia del hallazgo del altar, dados algunos dibujos de sus frisos que nos han llegado.

Visitar el Museo del Ara Pacis 

Luego llegamos a principios del siglo XX, cuando el Ara Pacis fue reconstruido dentro de un pabellón al final de Via di Ripetta, cerca del Lungotevere. Es el mismo lugar donde lo encontramos hoy, protegido en el lado del Tevere por una ventana alta que se convierte en un largo muro que acompaña al visitante hasta la entrada, en lo alto de las elegantes escaleras de travertino. El moderno edificio del arquitecto Richard Meier es una adecuada protección para este monumento que a los largo de los años ha tenido que sufrir más de una restauración debido as la humedad y el polvo que se había depositado en las superficies. Hoy, visitar el ara Pacis nos permite leer la historia de las hazañas de Augusto a través de los precisos friso que han conquistado milenios de tiempo, barro, agua, bombas de la Segunda Guerra Mundial para llegar intactos hasta nosotros. Honremos, pues, esta fortuna de la arquitectura histórica romana y vayamos a escuchar la historia de augusto a través e imágenes.

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